Miles y
miles de folios se llenaban con mensajes de los espíritus en América y Europa,
en los que se relataban las ‘comunicaciones’ con el más allá a través de
distintos métodos. Los ‘desencarnados’ presentaban como aval de su presencia
distintos fenómenos físicos asociados a la pretendida comunicación, como los
golpes que hicieron famosas a las hermanas Fox, ‘voces directas’ (de las que
volveremos a hablar más adelante), vaciados, movimiento de objetos y un largo
rosario de fenómenos, algunos de ellos tremendamente extraños y de dudosa
veracidad.
Por otra
parte, en aquel entonces la electrónica comenzaba a ofrecer las posibilidades
de una comunicación tecnológica, impensable años atrás. Y primero los
telégrafos, después las radios y los teléfonos, irrumpieron en la vida
cotidiana de miles de personas en todo el mundo. Comenzaba una verdadera
revolución en las comunicaciones, donde las distancias parecían acortarse a
pasos agigantados.
Y en ese momento surgieron los primeros ‘dictados’ de
los ‘espíritus’ que preconizaban los contactos tecnológicos con personas
fallecidas. Prueba de ello es el siguiente ‘mensaje’ aparentemente revelado a
un médium en 1930 y publicado pocos años después por Suzanne Max-Getting, bajo
el título de ‘Mensajes de un espíritu
libre’: En uno de los pasajes el texto decía:
..En cuanto al papel de los médiums en el
futuro, nosotros os hablaremos por medio de fonógrafos y vosotros nos veréis en
el cinematógrafo.
Otro de
los mensajes, aun más concreto y detallado que el anterior, decía así:
...El
médium desempeñará en el futuro un papel pasivo... En muchos casos, los
aparatos sustituirán el trabajo de los mediums... Llegaremos por eso a
prescindir del médium para recurrir al fonógrafo. El médium estará solo
presente como carga fluídica para producir un ambiente beneficioso a través de
su proyección... Podemos impresionar los rollos de un fonógrafo por medio de
vibraciones de nuestras ondas. De esta forma nuestros pensamientos serán
captados como lo son las ondas sonoras que proceden de las voces humanas que se
graban en la actualidad. Una vez grabadas nuestras voces serán totalmente
identificables como las emitidas por la voz... Las ondas que proyectan las
entidades no están dotadas de la misma sonoridad que las que emite una garganta
humana. Será necesario un producto muy sensible que se impresionará con extrema
facilidad y que nos permitirá dictar a un fonógrafo como dictamos a un
médium... Esta invención aun no está a punto naturalmente, pero ya se encuentra
en estudio en algún mundo supraterreno...
Más
adelante continúa refiriéndose a la técnica como medio para comunicarse con el
mundo de los espíritus, a través de imágenes
A
continuación tendrá lugar la adaptación de la visión mediante la fotografía a
distancia de las entidades, lo que permitirá llegar a unos resultados
maravillosos. Visión y audición de los “desaparecidos en la tierra” lo que se
traducirá en cine sonoro...
Las
alusiones al contacto tecnológico parecen muy concretas, y esto constituye para
muchos seguidores de la TCI, una prueba de las precogniciones de los espíritus.
Pero en 1930, cuando fue redactado este texto, ya hacía varios años que las
voces habían quedado registradas en un antiguo aparato.
La primera grabación
La primera
grabación de voces paranormales que se conoce, ocurrió en la lejana Siberia de
1901. Por aquellas fechas, un antropólogo norteamericano llamado Waldemar
Bogoras se encontraba estudiando a la tribu de los Tohouktchi. Con la intención
de registrar los cánticos rituales de los chamanes, Bogras había llevado uno de
los primeros fonógrafos, que captaban el sonido a través de una gran trompeta y
lo registraba en un rollo cilíndrico. Es uno de los muchos inventos patentados
por Thomas Alba Edison, prolífico inventor norteamericano que también se
interesó por diseñar aparatos que pudieran registrar voces de los fallecidos,
como veremos más adelante.
En una de las sesiones en la que Bogras grababa a los
chamanes, el antropólogo comprobó asombrado como, entre las manifestaciones
propias del ritual, se escuchaban unas voces que por momentos eran incluso más
fuertes que las voces de los chamanes, como si hablaran directamente en la boca
de la trompeta ¿Eran estas voces la avanzadilla del primer contacto?
Otra
referencia casi anecdótica sobre los primeros intentos de contacto tecnológico,
la encontramos en la revista Light, que
publicó en 1915 un extenso reportaje donde se planteaba la posibilidad de
captar ondas electromagnéticas provenientes del más allá.
Fuera de
este contexto, y sin buscar contacto alguno, el médico italiano Ferdinando
Cazzamalli realizó algunos experimentos con varios sujetos que poseían
determinados desequilibrios psíquicos entre los años 1923 y 1925. El trabajo de
Cazzamalli, compilado en su libro ‘El cerebro radiante’, buscaba respuestas
sobre cual era la naturaleza física del fenómeno de la telepatía y los
mecanismos que producían el trasvase de información de una mente a otra. En el
curso de sus investigaciones, el médico italiano recibió extrañas voces
paranormales en un receptor de radio, aun cuando éste estaba dentro de una
Jaula de Faraday, dispositivo que protege a los objetos que están en su
interior de las radiaciones electromagnéticas.
La radio
es otro de los aparatos que permitiría ese presunto contacto con personas
fallecidas, pero si existe un dispositivo ‘estrella’ en estos contactos, ese es
el magnetofón. Desde los primeros modelos que utlizaban un alambre cono soporte
magnético, hasta las populares grabadoras portátiles, pasando por todo tipo de
formatos de cinta que en el último medio siglo, han sido –aparentemente-
intermediarios entre vivos y fallecidos.
Las primeras voces en registro magnético
Curiosamente fueron dos sacerdotes católicos los primeros en conseguir voces grabadas en cinta magnética. Se obtuvieron en el laboratorio de física de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán por Agostino Gemelli –fundador de la Universidad Católica de Milán- y Pelegrino Ernetti el 17 de septiembre de 1952. Ambos religiosos estaban grabando cantos gregorianos en un antiguo aparato, que utilizaba un alambre a modo de cinta magnética. El alambre se rompía una y otra vez y Gemelli exclamó en voz alta “Oh padre, ayúda me”, invocando a su progenitor fallecido. Cuando encendieron otra vez la máquina, ambos sacerdotes no oyeron el canto gregoriano que esperaban oír, sinó la voz del padre de Gemelli que decía “¡pero por supuesto te ayudaré! Estoy siempre contigo” Después de este incidente, los padres Gemelli y Ernetti tenían una audiencia con el papa Pio XII, a quien contaron lo sucedido y el pontífice lo consideró como un descubrimiento importante, pero no se pronunció nunca sobre este asunto. Aun así, las investigaciones de ambos sacerdotes sobre este fenómeno se prolongaron durante toda la década, haciendo diversas pruebas de laboratorio sobre la obtención de voces.
Años más tarde, en 1986, el padre Pellegrino Ernetti
concedió una entrevista a la revista italiana Oggi, donde pormenorizó sobre los resultados e investigaciones
realizados desde 1952. Ernetti también sería el responsable de otro invento
supuestamente capaz de fotografiar el pasado y del que nos ocuparemos en otro
capítulo.
Pocos años
después, concretamente en 1956, el investigador norteamericano Raymon Bayless
también captó voces de origen paranormal. Durante los trabajos de investigación
que estaba llevando a cabo con el psíquico Attila von Slazay, quedaron grabadas
en la cinta magnetofónica voces que no se habían escuchado durante la sesión
mediumnica. Bayless intentó dar a conocer sus descubrimientos a la comunidad
parapsicológica, pero sufrió la indiferencia de sus colegas que no dieron
importancia al fenómeno.
Otras
personas habían logrado por aquellas fechas voces paranormales en cintas de
audio. Un estudioso de la vida de los insectos, el médico inglés Thomas E. New,
habría conseguido registrar algunas voces que semejaban a las humanas durante
sus trabajos de campo. Luego de una paciente investigación, presentó su informe
a otros colegas, pero acabó renunciando a la investigación y divulgación de
este fenómeno para no perder su prestigio profesional.
Algo muy
parecido le ocurrió al alemán Karl Hintzman, quien había captado voces
ininteligibles en el campo. Al igual que New, decidió interrumpir drásticamente
cualquier investigación al respecto.
Y aunque
las psicofonías son un fenómeno presente desde la aparición de los primeros
magnetófonos, lo cierto es que popularmente se le atribuye al pintor, músico y
cineasta sueco Friedrich Jürgenson el descubrimiento del fenómeno.
Según su
propio relato, el hallazgo de las voces paranormales se produjo de forma
totalmente casual. Fue en 1959, cuando Jürgenson se dirigió a un bosque cercano
a su casa en Mölnbo, a pocos kilómetros de Estocolmo, con la intención de
grabar los trinos de los pinzones para la banda sonora para un documental sobre
la vida de los pájaros. Allí dejó su magnetófono cerca de un árbol y se alejó
lo suficiente para que la cinta pudiera registrar con naturalidad los trinos de
los pájaros.
Algo más que trinos
Cuando regresó a su casa dispuesto a escuchar el material grabado, notó que entre los sonidos propios de las aves, se escuchaban voces humanas, que el investigador identificó como palabras en sueco y noruego, junto con algo de música. Volvió días después al bosque para grabar nuevamente el canto de los pinzones, esperando que esta vez ninguna voz “ensuciara” su registro.
Habiendo
tomado todas las precauciones para que allí no estuviese nadie, realizó una
nueva grabación. Nuevamente aparecía una voz, que le llamaba por su nombre de
pila. En un principio, Jürgenson pensó que aquellas voces pertenecían a alguna
emisora de radio que había entrado accidentalmente por el magnetofón. Luego de
algunas pruebas, desechó la idea de una emisora de radio y pensó que estaba
utilizando una cinta reciclada y que aquellas voces pertenecían a un registro
anterior. Luego de repetir la experiencia varias veces y con la certeza de
utilizar cintas nuevas, comprobó que las voces se repetían en algunas
grabaciones.
Un mes
después, y mientras estaba trabajando para una radio, creyó sentir una voz en
alemán que lo llamó por su nombre y que le contaba cosas sobre Rusia. En otras
ocasiones, sentía voces en otros idiomas como por ejemplo el italiano o húngaro.
Y es que Jürgenson -tal como otros de los más importantes investigadores del
tema- era un experto poliglota. Jürgenson había nacido en Odessa y su carrera
artística le llevó por Palestina, Italia y otros muchos países, hasta fijar su
residencia en Suecia.
Como las
voces normalmente eran inaudibles durante la grabación y solo se convertían en
un leve susurro al escuchar la cinta, Jürgenson había afinado su oído hasta el
punto en que cayó en una especie de proceso de alucinaciones auditivas, donde
interpretaba como voces casi cualquier sonido: el ruido de la lluvia,
chasquidos, etc. Ante esta situación, decidió suspender sus experimentos
durante algunos meses.
Luego de
reanudar las pruebas, había un “mensaje” que siempre se repetía y que lo
invitaba a seguir escuchando. Ya dispuesto a abandonar por el cansancio,
Jürgenson creyó escuchar en su magnetófono una voz que le decía “... espera, espera, escúchanos”. A
partir de este momento, se dedicó totalmente a la investigación de este
fenómeno.
Después de
varios meses de pruebas, y con la convicción de que las voces de las cintas
pertenecían a seres ya fallecidos, presentó sus grabaciones con las voces a los
miembros de la Sociedad de Parapsicología de Estocolmo, aunque no le dieron
demasiada importancia al fenómeno.
Presentación en sociedad de las voces
El
desinterés de los parapsicólogos suecos por las ‘voces’ no fue motivo de
desaliento para Jürgenson, y en 1964 publicó su primer libro bajo el título de ‘Voces del Universo’, donde además de
describir detalladamente la metodología necesaria para obtener las voces,
manifestaba su opinión sobre el origen del fenómeno. Para el cineasta sueco,
las voces no provenían de ningún elemento físico sino del ‘más allá’.
Algún
tiempo después, Jürgenson publicó su segundo libro bajo el arriesgado título de
‘Comunicaciones por radio con los muertos’
donde afirmaba -sin ningún tipo de reservas- que era posible mantener
comunicaciones relativamente fluidas no solo con personas allegadas ya fallecidas,
sino que también su método servía para comunicarse con personajes históricos de
todas las épocas.
Los
científicos de entonces no refutaron ni debatieron en ningún momento las tesis
de Jürgenson, sino simplemente lo ignoraron a él y a sus libros. Otro tanto de
lo mismo hicieron los investigadores interesados en la Parapsicología, a
excepción del letón Konstantin Raudive, quien en aquellos años residía en
Suecia. Este hombre llevaba años investigando todo lo relacionado con la
supuesta vida después de la muerte, habiendo publicado el libro sobre el tema
"El hombre del caos y su superación".
Raudive
conoció a Jürgenson en 1964, y le pidió que reprodujera ante él las voces. Así
lo hizo, quien hizo escuchar a Raudive y a un grupo de amigos una selección de
sus mejores registros. El investigador letón quedó impresionado con el fenómeno
de las voces y vio en él una oportunidad para demostrar, con métodos empíricos,
la supervivencia de la vida tras la muerte física.
Un trabajo en común
En el curso de sus experimentos, ambos investigadores
tomaron nota no solo de los contenidos de los "mensajes", sino
también de las condiciones en que fueron obtenidas las voces.
Tras haber
obtenido una ingente cantidad de registros psicofónicos, llegaron a la
conclusión de que las grabaciones de mejor calidad habían sido obtenidas en
verano, después de la puesta de sol y cuando el tiempo estaba frío y seco. En
cambio las erupciones solares o la aurora boreal afectaban seriamente a la
calidad de las voces obtenidas. Esto hizo pensar a muchos investigadores, y no
sin razón, que el fenómeno de las voces podían deberse a fenómenos de
interferencia electromagnética, y más concretamente a emisiones radioeléctricas
que podían "colarse" -y de hecho lo hacen en algunas ocasiones,
especialmente en los antiguos- en el magnetofón. Este argumento se apoya en que
las ondas de radio, al igual que las "voces", se ven seriamente
afectadas por las tormentas solares y la aurora boreal[i]. Si
además tenemos en cuenta la precariedad de la tecnología de la época, en
principio no es descabellado pensar que alguna emisora de radio se
"colase" por el magnetofón y dejase algún sonido grabado.
Posteriores
investigaciones descartaron que el fenómeno se deba exclusivamente a emisoras
de radio, ya que en diferentes laboratorios del mundo se obtuvieron psicofonías
bajo el más estricto control, utilizando micrófonos en cámaras insonorizadas,
Jaulas de Faraday, etc.
El propio
Jürgenson aseguró haber realizado grabaciones en presencia de técnicos de
renombre, como T.Laurent, profesor en el politécnico de Estocolmo o el
Ingeniero electrónico Lemke de Münich; siendo imposible cualquier recepción de
señales externas debido al fuerte blindaje de los aparatos electrónicos.
Pero antes
de seguir avanzando en las primeras investigaciones, conviene detenerse un poco
en la figura de Jürgenson.
El polifacético Jürgenson
La vida profesional de este personaje estuvo siempre ligada al arte en sus diferentes facetas. Desde sus primeros años, estudió canto y pintura. Con la revolución rusa, su familia tuvo que emigrar a Inglaterra, y en 1932 se trasladó a Palestina para continuar con sus estudios de canto y pintura. Su carrera como cantante de ópera la desarrolló en Milán entre 1935 y 1938, pero tuvo que abandonarla debido a problemas de salud.
A partir
de 1949, Jürgenson comenzó su carrera como pintor. Trabajó en la Catedral de San Pedro, donde pintó para
la posteridad ‘La ciudad de los muertos’ debajo de la cripta. Completó sus
trabajos como artista de pincel fino para las autoridades eclesiásticas
realizando cuatro cuadros del Papa Pío XII, los cuales se encuentran expuestos
en el Vaticano.
Tras
realizar excavaciones en Pompeya entre 1967 y 1969, asumió una nueva etapa
artística produciendo películas para televisión. Entre sus trabajos se
encuentran ‘La decadencia de Pompeya’, ‘La tumba de Pedro’, o ‘El milagro de la
sangre de San Genaro’, este último premiado en Cannes en 1970.
El Papa
prohibía cualquier filmación de su persona, sin embargo permitió que Jürgenson
rodara ‘Todos quieren ver al Papa’, por el cual le fue concedida la
condecoración de ‘Commendatore di San Gregorio Magno’, a pesar de no ser
católico.
A partir
de 1970, y hasta su muerte en 1987, Jürgenson se dedicó exclusivamente a la
investigación y divulgación de las voces paranormales en cinta magnética.
Su
vinculación con la Iglesia Católica ha provocado ciertas suspicacias entre
algunos investigadores que dudan del descubrimiento casual de las voces, ya que
Jürgenson bien podía haber conocido las investigaciones de Gemelli y Erneti. Y
es que Pío XII conocía de boca de ambos sacerdotes sus experiencias
psicofónicas, y sus en sus buenas relaciones con Jürgenson podría haberle
contado estas experiencias.
Jürgenson falleció en 1987, habiendo publicado tres
libros y docenas de artículos, muy pocos traducidos al castellano.
El trabajo de Raudive
Konstantin Raudive es otro de los iconos más importantes en la divulgación de las voces paranormales en cinta magnética.
Al igual
que Jürgenson, la vida Raudive fue un constante peregrinar por varios países de
Europa. Estudió filosofía e historia de la Literatura en París y España, donde
fue nombrado ‘Embajador del espíritu español’ por su traducción al letón del
emblemático ‘Don Quijote’.
Sus
estancias en Alemania y Suecia ampliaron su dominio de distintos idiomas, lo
cual se vería reflejado también en sus trabajos con las psicofonías, donde al
igual que a Jürgenson- las “voces” le hablaban en varias lenguas.
Luego de
sus trabajos en común, y por discrepancias de criterios, Raudive y Jürgenson
continuaron sus trabajos cada uno por separado a partir del año 1969.
Por su
parte, el investigador letón siguió realizando experimentos con las voces,
utilizando una sencilla grabadora con la que realizó más de 100.000 registros.
A veces, acoplaba a su magnetofón una radio, al igual que realizaba Jürgenson
por indicación de las voces. Él estaba convencido que entre la banda de
frecuencias que separa dos emisoras, resultaba más fácil el manifestarse a sus
pretendidos interlocutores. Entre ellos, Raudive aseguraba identificar las
voces de personajes como Carl Jung, Adolf Hitler o Wolfgang von Goethe.
Un disco con las voces
En el año 1969, se publicó una completa recopilación de los trabajos de Raudive, con el título de “Lo inaudible se hace audible”, donde se ofrecía además una grabación con una selección de algunas de las mejores “voces” obtenidas durante su experimentación. Su libro puso en alerta a un buen número de escépticos, argumentando que las “Voces de Raudive” eran solo falsas interpretaciones de electricidad estática, el propio ruido de la cinta y le acusaron de confundir emisoras de radio con voces de espíritus.
Dos años
más tarde, en 1971, una importante editorial inglesa se interesó por lanzar una
traducción al inglés del libro de Raudive. Con el fin de realizar algunas
pruebas científicas que ofrecieran credibilidad al fenómeno de las voces, se
realizaron algunos experimentos promovidos por la editorial Colin Smithe,
celosa de guardar su prestigio antes de arriesgarse a divulgar un fenómeno tan
extraño.
Para el
primero de estos experimentos, se convocó el 24 de marzo de 1974 a un grupo de
profesionales del sonido en Gerrard’s Cross (Buckinghanshire). La supervisión
de las pruebas estaba a cargo de las Pye Records Ltd, con el asesoramiento de
los técnicos de sonido Ray Prickett y Keith Attwood. Cuatro magnetofones
captarían diferentes sonidos y se utilizaron diversos equipos protegidos contra
emisiones espúreas. Como observadores se encontraban Colin Smithe, Peter
Bander, Sir Robert Mayer y el propio Raudive. Los magnetofones grabaron durante
18 minutos, durante los cuales un medidor especial indicaba que algo estaba
registrándose en las cintas, aunque los auriculares de monitoreo no indicaban
nada.
Durante la
reproducción del material grabado, los presentes no salieron de su asombro. Se
habían registrado más de 200 voces, 27 de las cuales eran perfectamente comprensibles.
Incluso Sir Robert Mayer creyó reconocer en una de ellas la voz de su amigo
Arthur Schanabel, concertista de piano ya fallecido.
Aislados de las radiofrecuencias
Sin que la
avalancha de críticas de los escépticos le hiciesen mella, Konstantin Raudive
continuó desarrollando sus experiencias de obtención de voces, a la vez que
trabajaba en su tesis del "mundo opuesto", que estaría unido al
nuestro de modo que entre ambos se complementan.
Raudive
aventuró además la hipótesis de que las almas de los difuntos que se
encontraban en aquel "mundo", podían buscar una comunicación con el
mundo de los vivos, y que las "voces" registradas en las cintas eran
el resultado de esa comunicación. Raudive continuó con sus investigaciones
hasta que falleció en 1974.
Además de
sus libros, Raudive dejó un buen número de grabaciones en cinta magnética.
Buena parte de este material se guardó en un gimnasio en
Münster-Vestfalia-Alemania, donde se habilitó una sala dedicada a la memoria de
Konstantin Raudive y su mujer Marina, encontrándose expuesto tanto el material
documental como los equipos técnicos utilizados en sus investigaciones.
La investigación en España
Tras su
divulgación por parte de los medios de comunicación, el fenómeno de las “caras”
adquirió fama internacional y tras las romerías de investigadores y curiosos
españoles, llegaron a Belmez parapsicólogos de otras latitudes. Uno de los más
prestigiosos visitantes de la casa de las
caras, fue el alemán Hans Bender, profesor de la Universidad de Friburgo,
que había realizado una importante investigación sobre el fenómeno de las voces
paranormales que grababa Friedrich Jürgenson.
Su visita
a las “caras” propició la divulgación del fenómeno de la psicofonías, de la
mano de un pionero en la investigación y divulgación parapsicológica en nuestro
país: Germán de Argumosa.
Este
filósofo, investigador y excelente divulgador, realizó algunos experimentos
psicofónicos en la “casa de las Caras”, que trascendieron a los medios de
comunicación, aun cuando estas temáticas no gozaban de muy buena fama en España
por cuestiones que no eran del agrado de la dictadura franquista.
Tras la
divulgación del fenómeno psicofónico, muchas personas se lanzaron a investigar
a las voces paranormales. Algunos como una moda o una anécdota, otros de una
manera más seria y sistemática.
Puede resultar
injusto citar determinados nombres de algunos de los pioneros de la
investigación en España, y omitir a otros solo porque sus trabajos no han
trascendido a los medios de comunicación. Lamentablemente ocurre muchas veces
que quien investiga, no divulga; y sus trabajos quedan en el olvido o solo
llegan a unos pocos interesados. Por eso trataremos de ir mencionando a lo
largo de los siguientes capítulos a todos aquellos que hayan aportado algo al
esclarecimiento del fenómeno, aunque quizá sus nombres no sean demasiado
populares.
Entre
ellos, quizá uno de los más conocidos pioneros de la investigación psicofónica,
y de la TCI en general, sea el catalán Sinesio Darnell.
Voces sin rostro
Darnell es químico industrial y técnico en microbiología, además de
estar diplomado en química oleoícola. Sus numerosas investigaciones y
aportaciones al campo de la Transcomunicación Instrumental en general -y al de
las psicofonías en particular- son reconocidas en diferentes países.
De las
numerosas experiencias realizadas en su laboratorio de Barcelona reseñaremos
una por su especial interés, a modo de completar la idea de como se presenta el
fenómeno.
Sinesio Darnell
asegura haber conseguido una prueba que desvincula al operador de las
manifestaciones psicofónicas. Para ello realizó un experimento conocido como
“doble ciego”, con el fin de que obtener el fenómeno sin su propia vinculación.
Para ello pidió a un amigo que procurara, entre sus amistades españolas y
extranjeras, y ajenas al investigador; una serie de preguntas grabadas en
cinta. Las cintas, de las cuales Darnell desconocía su contenido y procedencia,
debían contener preguntas grabadas dejando un espacio de alrededor de dos
minutos entre cada una de las preguntas. Además, las cintas debían estar desprovistas
de cualquier carátula u otro indicativo.
A medida que
iban llegando las cintas, eran colocadas desordenadamente en un cajón. Cuando
reunió unas treinta cintas con preguntas, comenzó la experimentación con este
material.
Para ello,
colocaba una cinta virgen en una de las pletinas, donde se grabarían las
posibles psicofonías. Una segunda pletina se utilizaba para reproducir una de
las cintas con preguntas escogida al azar. Ambos equipos estaban conectados a
un temporizador sin una hora concreta, y las accionaba momentos antes de salir
de casa; siempre y cuando la ausencia se prolongara por un mínimo de una
semana.
A una hora
desconocida por el investigador, el sistema se accionaba y una cinta reproducía
las preguntas pregrabadas, mientras que la otra grababa tanto las preguntas
como las posibles psicofonías que pudieran producirse. Las experiencias se
prolongaron durante dos años y, según Darnell, muchas de las preguntas
formuladas -por supuesto desconocidas para él- obtuvieron respuestas en forma de
voces paranormales.
Las cintas
contenían preguntas realizadas por gente de diferentes edades y formuladas en
distintos idiomas (alemán, inglés y francés). Las respuestas obtenidas estaban
en el mismo idioma en que fueron realizadas, salvo algunas que estaban en
castellano y alguna en una lengua que el investigador catalán no pudo
identificar.
¿Cómo suenan las voces?
A medida que la
cinta va registrando, algunos realizan preguntas concretas a las voces,
mientras otros prefieren no intervenir. Al oír la cinta, probablemente no se
escuche nada y el fenómeno no se haya producido. Y es que ni el más
experimentado de los investigadores consigue registrar siempre voces
paranormales. Pero si ha entrado un registro psicofónico, una voz o un sonido
que no debería estar allí, puede hacerlo de muchas maneras y formas. A veces
las voces son como un suave susurro. Otras se manifiesta como una voz
medianamente comprensible, aunque débil y enmascarada por el ruido de la cinta
o el que el propio investigador utiliza como ‘portadora’. Pueden ser
extremadamente agudas o muy graves, y en raras excepciones, las voces se
manifiestan con claridad. Indepedientemente de su sonoridad, pueden estar
acompañadas por un ‘golpes’ o estar encimadas a la voz de los investigadores o
de cualquier ruido ambiente.
En cuanto a su contenido, también ofrecen varios perfiles, aunque casi siempre son palabras únicas o frases muy cortas. A veces contestan a las preguntas de los investigadores, pero en otras parecen decir palabras fuera de contexto o con una semántica muy particular, como si emplearan alegorías o metáforas. Las hay tétricas y con sentido del humor, solemnes o soeces; y casi siempre se manifiestan en una lengua que el experimentador es capaz de entender.
Además de voces ‘humanas’, también se han captado registros de animales e incluso coros y música. Pero este sencillo método de pretendida comunicación con el ‘otro mundo’ resulta a veces escaso en contenido, por lo que algunos investigadores desarrollaron técnicas para un contacto más fluido, donde el contenido de las voces pueda aportar más información sobre los interlocutores. Así surgieron los metodos de ‘voces directas’, que solo unos pocos investigadores en el mundo han conseguido obtener.
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