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Psicofonías en condiciones de control

Ruidos incontrolados, ilusiones sensoriales, emisoras de radio que se cuelan en las grabadoras o electricidad estática son algunas de las “explicaciones” que se han dado en las últimas cinco décadas para desvirtuar el fenómeno de las voces psicofónicas y negar así la existencia de uno de los fenómenos anómalos más fascinantes. Es por este motivo que desde los años setenta se vienen realizando experimentos de grabación de estas voces en condiciones de control que minimizan o reducen a cero las posibilidades de equivocaciones y fraudes, a la vez que ponen en valor el fenómeno.

Así, las psicofonías han pasado las más rigurosas pruebas, incluso en modernas instalaciones acústica y electromagnéticamente aisladas del siglo XXI. Es el caso del proyecto de investigación publicado en la revista NeuroQuantology en su número de septiembre de 2012, en el que se detallan las pesquisas llevadas a cabo por la diplomática portuguesa Anabela Cardoso, gracias al apoyo concedido por entidades de EE UU interesadas en la investigación de fenómenos anómalos.

Las grabaciones se realizaron en varias decenas de sesiones que tuvieron lugar en 2008 y 2009 en las que participaron experimentadores e ingenieros de España, Portugal y Alemania. Durante la experimentación se registraron voces de origen desconocido en el interior de una cámara semianecoica, cedida por la Universidad de Vigo, y en un estudio profesional de grabación aislado según las más modernas tecnologías que existen en la actualidad.

Entre los experimentadores, además de Anabela Cardoso, participaron los físicos alemanes Ingrid y Uwe Hartmann, (catedrático de Ciencias de Computación), el español José Ignacio Carmona Sánchez y las experimentadoras portuguesas Luísa Alcântara y Maria dos Anjos Antunes.

Una parte de las sesiones se realizaron en el laboratorio de acústica del Departamento de Telecomunicaciones de la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad de Vigo, que fue construido en un bloque macizo de hormigón, suspendido sobre material absorbente, y aislado del resto del edificio.


El resto de las grabaciones fueron realizadas en el estudio profesional “Metrópolis”, de Vigo, construido bajo estrictos parámetros de aislamiento acústico. Asimismo, en las grabaciones se utilizaron algunos equipos propios de estos estudios y fueron supervisadas en todo momento por técnicos de sonido.

Ambas instalaciones fueron diseñadas por Philip Newell, experto internacional en el aislamiento acústico para la realización de grabaciones profesionales libres de interferencias, que supervisó además la construcción de ambos recintos para garantizar su fiabilidad.

 

Las grabaciones

Durante las sesiones, los experimentadores utilizaron diferentes soportes acústicos, como ruido blanco, rosa, música suave e incluso el software EVP-Maker, registrando las grabaciones en equipos digitales y analógicos. Además, fueron realizadas simultáneamente con varios micrófonos profesionales altamente sofisticados, dispuestos en colocaciones espaciales diferentes.

Según explica Anabela Cardoso, “los controles implementados fueron exhaustivamente concebidos para no dejar ninguna posibilidad a interpretaciones dudosas, en el caso de que ocurriera el fenómeno, lo que efectivamente se verificó. Aparecieron varias voces registradas en los diversos medios electrónicos utilizados, para las cuales no se encontró explicación normal, y, por consiguiente, fueron consideradas anómalas”.

Una característica significativa de la experimentación llevada a cabo en Vigo es que en la mayoría de las grabaciones anómalas registradas, el contenido de las voces guarda relación con la situación o la pregunta formulada. Así, por ejemplo, en una de las sesiones Anabela Cardoso pregunta: ¿Puede oírme Dr Konstantin Raudive?, dirigiéndose al fallecido pionero de la investigación psicofónica. Al finalizar la grabación, la experimentadora y el técnico de sonido escucharon la respuesta, en lengua portuguesa: “Está en el estudio”. Más adelante, con menor intensidad, se aprecia un “aquí”, que completa la frase.

En otra de las sesiones grabadas en la Universidad de Vigo, Ignacio Carmona preguntó si podían leer su pensamiento. Una voz masculina respondió en portugués: “Si, somos capaces”.

 

Conclusión: confirmada la realidad de las voces

El extenso informe publicado en NeuroQuantology detalla algunas de las conclusiones que se desprenden de la investigación, entre las que, en primer lugar, destaca el registro de voces aparentemente anómalas en ambientes controlados y con diferentes experimentadores.

Las conclusiones del informe también desvelan otras características de las voces psicofónicas, como que, salvo una única excepción de una voz directa, “ninguna de las voces o susurros descritos en el presente informe se escuchó en vivo durante la experimentación”.

Por otra parte, la presencia de ruido en el ambiente, especialmente el habla humana (producida por los operadores) y los clicks metálicos, beneficiarían la grabación de voces anómalas, ya que la mayoría de los registros psicofónicos obtenidos durante las sesiones de experimentación se obtuvieron con este fondo, aunque hubo algunos registros sin ningún sonido de fondo, pero “tenían una amplitud bastante más baja que las voces grabadas con ruido de fondo añadido. La amplitud de las voces parece estar relacionada con el nivel de ruido de fondo ambiental que existe en el local donde fueron grabadas”, según explica el informe.

En las conclusiones se detalla además que “los equipos y localización de los experimentos no pareció tener peso en la formación de las voces, pero el micrófono Bruel & Kjaer, altamente sensible, propiedad de la Universidad de Vigo, usado en algunas pruebas, parece haber captado más voces que los otros micrófonos”.

En cuanto al contenido las voces grabadas en las sesiones de experimentación, con la excepción en que la voz anómala dice “altus”, en el resto de las ocasiones estuvieron siempre relacionadas con la situación o el experimentador.

La investigación dirigida por Anabela Cardoso y publicada en la prestigiosa NeuroQuantology confirma la realidad de las voces anómalas y añade algunas características ya conocidas por los experimentadores, como la mejora en la calidad de las grabaciones cuando se utilizan “portadoras”. En todo caso, confirma y mejora las grabaciones en condiciones de control realizadas hace décadas en presencia de uno de los pioneros de la investigación psicofónica.

 

Experimentación de Colin Smithe

En 1969, el investigador letón Konstantin Raudive publicó un libro en el que se incluía una selección de voces anómalas obtenidas durante su experimentación. Ya entonces recibió críticas que lo acusaban de que se trataba de electricidad estática, el ruido de la cinta y le acusaron de confundir emisoras de radio con voces de fallecidos.

Por este motivo, cuando dos años más tarde la editorial inglesa Colin Smithe se interesó por lanzar una traducción al inglés del libro de Raudive, se realizaron algunos experimentos promovidos por la editorial, celosa de guardar su prestigio.

El primero de los experimentos se realizó en marzo de 1974 en Gerrards Cross (Buckinghamshire). La supervisión de las pruebas estaba a cargo de las Pye Records Ltd, con el asesoramiento de los técnicos de sonido Ray Prickett y Keith Attwood. Cuatro magnetofones grabarían la sesión y se utilizaron diversos equipos protegidos contra emisiones espurias. Los magnetofones grabaron durante 18 minutos, durante los cuales un medidor indicaba que algo estaba registrándose en las cintas, aunque los auriculares de monitoreo no indicaban nada.

Durante la reproducción del material grabado, los presentes no salieron de su asombro. Se habían registrado más de 200 voces, 27 de las cuales eran perfectamente comprensibles.

El segundo de los experimentos se realizó tan solo tres días después. Esta vez fue en los estudios de la Belling & Lee, ubicado en Enfield. Este laboratorio estaba equipado con una pantalla de radiofrecuencia que impedía que cualquier tipo de onda electromagnética penetrara en su interior. Supervisando la experiencia estaban Peter Hale, experto en este tipo de pantallas; y Ralph Lowelock, ingeniero en Física Electrónica. A pesar de las fuertes medidas de control, nuevamente se registraron voces claras. Tras estas pruebas, la editorial accedió a publicar el libro de Raudive en inglés bajo el título Breakthrough (1971).


Una investigación de campo con todas las precauciones

El alemán Hans Bender es quizá uno de los más famosos parapsicólogos europeos. Fue director del Instituto de Zonas Limítrofes de la Psicología y la Psicohigiene, dependiente de la Universidad de Friburgo de Brisgovia. Entre sus investigaciones, figuran los más importantes casos de la parapsicología mundial, incluyendo el fenómeno psicofónico.

Bender había realizado numerosas pruebas junto a Friedrich Jürgenson -que se extendieron a lo largo de varios años- donde se constató empíricamente la realidad del fenómeno psicofónico.

La primera de las investigaciones de Bender tuvo lugar en 1964 en el Instituto Alemán de Física de Campo, ubicado en Northeim. Allí estuvieron presentes miembros de este instituto, técnicos de sonido, doctorados en física y varios miembros del Instituto de Friburgo. En la experiencia se utilizaron varios magnetófonos de la mejor calidad en aquel entonces. Durante la experimentación surgieron voces que fueron percibidas por la mayoría de los presentes y parcialmente comprendidas.

En algunas grabaciones fuera del estudio, Bender utilizó un micrófono con un pequeño tubo de cartón de 30 cm de longitud para orientar el sonido delante de cada uno de los participantes. Además, suspendido del techo se colocó otro micrófono. Utilizó cintas nuevas y se rastreó toda la habitación en busca de señales de radio que pudieran interferir, como medida de precaución. En estas condiciones se realizaron docenas de grabaciones en las que se registraron voces anómalas.